El precio de una acción viene determinado por sus «fuentes» de valor, en un proceso mediante el cual miles de inversores descubren a través de sus operaciones el «precio justo» en los mercados.
Estas fuentes de valor, en términos generales, vienen determinadas por el efectivo neto de la empresa y los flujos de caja que se espera generen en el futuro. De ahí la importancia de las expectativas, donde toda nueva información es incorporada a su cotización.
A la hora de establecer si una acción esta cara o barata debemos determinar previamente una estimación de su «valor razonable». Esto es, un rango de precio, considerando las estimaciones sobre las fuentes de valor de dichas acciones. El método para realizar esta valuación debería entonces contemplar estas fuentes de valor y el método de flujo de caja descontado lo hace.
Sin embargo, es usual que el modelo de flujo de efectivo descontado se descarte, al considerarse solo una herramienta académica que depende en gran medida de la sensibilidad de los supuestos a largo plazo sobre las fuentes de valor.
A diferencia de este modelo, la utilización de «atajos» para la valuación es sin duda mas simple, menos engorroso y sobre todo, mas «rápido», pero tambien puede resultar menos efectivo y hasta generar errores. Por ejemplo, la utilización de múltiplos de empresas comparables para valuar acciones como un atajo (P/E ratio que relaciona la cotización de la acción con su ganancia).
Al utilizar este múltiplo para valuar una acción, multiplicamos la ganancia por acción de la empresa bajo análisis por el múltiplo de su comparable estimando de esta forma su valor objetivo. Pero este atajo, en realidad no nos evita la tarea de valuación y puede conducirnos a tomar decisiones de inversión equivocadas.
Imaginemos una empresa hipotética que tiene 100 acciones en circulación y genera US$ 1 en ganancias. El precio de sus acciones se cotiza a US$ 100 por acción, y no tiene deuda, pasivos contingentes, ni otras obligaciones. Sin embargo, en el balance hay US$ 1.000 millones en efectivo. ¿Compraría esta acción con un P/E de 100? ¿Pagando un precio por 100 veces las ganancias? Seguramente te niegues. No lo harías a 100 veces las ganancias. ¡Eso sería demasiado caro!
Veamos donde nos lleva dicho atajo. Si fuera a comprar 100 acciones de esta compañía hipotética por US$ 100 cada una, entonces gastaría US$ 10.000 en todos los activos de la empresa (100 acciones x US$ 100 por acción). Pero hay US$ 1.000 millones de efectivo en el balance general que sería suyo.
Como accionista de la empresa en ese momento, también sería propietario de todos los activos de la empresa. Dicho de otra manera, usted estaría intercambiando US$ 10.000 (el monto de compra de todas las acciones) por US$ 1.000 millones en efectivo en el balance general al comprar todas las acciones de esta compañía a 100 veces las ganancias. También obtendría todos los flujos de efectivo libres futuros de la empresa como accionista.
Claramente este es un ejemplo extremo, el mercado no es tan ineficiente para que ocurran situaciones como esta, pero el ejemplo es muy importante por dos razones:
Primero, nos muestra que los múltiplos al utilizarlo como «atajos» de valuación pueden ser engañosos.
Segundo, el balance general es un componente absolutamente crítico del valor, a menudo ignorado.
¿Cuántos inversores pueden ver con buenos ojos a AT&T (T) porque tiene una relación P/E baja (6,5 veces) pero están pasando por alto su enorme posición de deuda neta?
¿Cuántos inversores piensan que Apple (AAPL) puede ser demasiado cara debido a su alta relación P/E (28,8 veces), pero no tienen en cuenta su enorme posición de efectivo neto ni su generación futura de flujo de caja?
Tiene mucho más sentido derivar estimaciones del valor razonable, que utilizar múltiplos como «atajos» de valuación. Después de todo, el modelo de flujo de efectivo descontado ayuda a los inversores a comprender los impulsores detrás del valor y el precio de las acciones de una empresa. Y en todo caso, luego utilizar los múltiplos en base a dichas valuaciones.
Muchos múltiplos de valuación ignoran la posición de efectivo en el balance, o no capturan la naturaleza de largo plazo de las expectativas, que es un factor crítico de la inversión. El efectivo neto que una empresa tiene en el balance general es solo un componente de las fuentes de valor. Otro, es el flujo de caja futuro que genere la empresa.
